- Etapas psicoevolutivas de los niños/as.
http://ntic.educacion.es/w3//recursos2/e_padres/1_etapas.htm
MI HIJO HA SACADO MALAS NOTAS, HA SUSPENDIDO MUCHOS EXÁMENES... ¿QUÉ PUEDO HACER?
El momento de recibir las notas no siempre es un buen momento para muchos padres. Tememos que llegue ese instante porque sabemos, por experiencia previa, que independientemente del lenguaje más o menos positivo que empleen los profesores para describir la realidad, al final se va a repetir la misma historia de siempre: un insuficiente, dos, tres... ¿Cuál es la mejor manera de reaccionar? ¿Sirven de algo los gritos, los reproches y los castigos? ¿Qué hacemos después de digerir el duro trance?
Las notas son un claro indicativo de cómo evoluciona tu hijo en el colegio. Es un papel importante que hay que saber leer e interpretar correctamente. Cuando viene cargado de suspensos o de notas decepcionantes, es un buen indicativo de que algo falla. No siempre es resultado del poco estudio de tu hijo. Hay otras variables que influyen y es importante que ante estas malas notas reflexiones junto a tu hijo y busquéis soluciones juntos.
Conductas muy frecuentes pero que resultan ineficaces e incluso perjudiciales.
- Los grandes castigos y los grandes gritos. Muchos padres al recibir un informe académico desfavorable reaccionan amenazando a su hijo en medio de grandes gritos. Un padre que recurre a estos procedimientos no suele preocuparse de su hijo durante las 10 ó 12 semanas que dura una evaluación y se limita a llevarse el gran disgusto cuando llega el boletín con las notas.
Evidentemente, los castigos y los gritos no son la manera más adecuada para encontrar las causas del fracaso y, por lo general, al llegar el siguiente informe, se repite la misma escena. Cuando esta situación es reiterativa, el estudiante se acostumbra a ella, aguanta con más o menos estoicismo los gritos de los padres, y al día siguiente sigue la vida como si nada. Lo triste es que la situación académica no mejora y la relación familiar se deteriora poco a poco. - Humillarle. Expresiones como: "Eres un vago", "No harás nada en la vida", "Que tonto eres", "Si yo hubiera tenido tus oportunidades...", y otras lindezas de este estilo no suelen dar buenos resultados, al menos en el plano personal, porque sólo humillan, pero no buscan soluciones. Conozco personas adultas que tienen una falta de seguridad en sí mismas por oír comentarios despectivos hacia su persona por parte de educadores que los querían estimular así hacia el estudio. Normalmente, si el estudiante no tiene motivación hacia el estudio es por algo. Decir que es un vago que no quiere estudiar es lo más fácil, pero lo menos eficaz porque, frecuentemente, no es cuestión de querer, sino de poder.
- No hacer nada después de los grandes gritos. Olvidarse del hijo en cuanto se ha pasado el berrinche suele ser lo más frecuente, y lo peor es que queda abandonado a su soledad. El padre sigue tan absorbido por el trabajo personal, sus problemas o sus aficiones como antes y pensando que el éxito en los estudios es, únicamente, tarea del estudiante.
- Para la gran mayoría de los estudiantes, estudiar es un trabajo duro. En estos tiempos tal vez más, porque elegir entre ir al cine y aprender a calcular el máximo común divisor o cómo funcionan las fuerzas físicas, no tiene vuelta de hoja. ¿Quién no elige ir al cine? Y en estos momentos el cine, en forma de televisión, está dentro de todas las casas. A veces,inmenso error paterno, incluso dentro de la habitación. No hace falta tener dinero ni sacar entradas. Basta aposentarse en el sofá y apretar un botón para ver la película favorita.
- Si hay comunicación entre padres e hijos ha de haber sinceridad y aceptación de los hechos por parte de todos, en especial de los padres, para buscar las causas y los remedios.
- Recomiendo a los padres que escuchen a sus hijos. Seguro que éstos tienen mil razones por las que no les va bien en los estudios. No es el momento de evaluarlas sobre la marcha, ni de echar sermones, ni de decir que son excusas baratas. Es el momento de leer entre líneas los mensajes que el hijo envía, a veces camuflados, para tratar de averiguar por qué le gusta tan poco estudiar.
- La verdad es que encontrar estas causas no es fácil y menos hacerlo los padres solos. El problema del éxito escolar es complejo ya que es un tema donde influyen mucho las relaciones humanas y éstas son una asignatura difícil.
- La ayuda de los maestros suele ser muy valiosa siempre que los padres vayamos a ellos con una actitud adecuada. Los profesores no tienen una varita mágica que asegure el éxito de sus estudiantes. Pero sí tienen datos del rendimiento del muchacho y observaciones de su comportamiento en clase. Ellos dan su versión, que nunca puede ser objetiva del todo, pero es muy importante. Después, los padres, hemos de hacer los deberes a que nos hemos comprometido. Porque de nada sirve hacer muchas visitas a los tutores si, cuando salimos de la entrevista, no rematamos la tarea en casa. Es como ir al médico y no tomar las medicinas.
- Proporcionar técnicas de estudio: Muchos fracasos escolares sólo esconden una falta de habilidad para el estudio, que se puede solucionar con la ayuda extraescolar de un profesional que, individualmente, le enseñe a estudiar y le proporcione los conocimientos necesarios para cubrir las "lagunas" que seguramente tiene. Con frecuencia, el fracaso de un alumno se debe exclusivamente, por ejemplo, a un problema concreto de lectura.
- Tener clara la vocación profesional es la principal fuente de motivación del adolescente, por lo que es fundamental ayudarle a decidir la carrera o profesión que quiere estudiar. En este sentido, una buena orientación profesional puede dar buenos resultados.
- Dar responsabilidades a los hijos en casa desde que son pequeñitos. La experiencia escolar demuestra que los alumnos que colaboran en casa responsablemente - ponen la mesa, sacan la basura, se hacen la cama, riegan las flores, ayudan a limpiar...-, suelen tener más éxito en los estudios que aquellos que no hacen nada. En este aspecto también se cumple aquello de que "dinero llama a dinero", "trabajo llama a trabajo" y... "pereza llama a pereza".
- Ayudar a los hijos a hacer los deberes en casa, valorando el trabajo individual que nuestro hijo ha de hacer fuera de la escuela. Enséñale a apuntar las tareas en la agenda con precisión, a organizar el tiempo en casa (hacer horarios con tiempos de estudio y de descanso), proponerse metas cortas ...
Un estudiante pocas veces admite que no es capaz de sacar adelante una asignatura. Su orgullo y su amor propio le impiden reconocer su falta de habilidad para el estudio o su falta de conocimientos previos necesarios (lo que se conoce como "lagunas") para seguir aprendiendo, por lo que prefiere dar la imagen de vago antes que reconocer otros problemas, ya sean emocionales o intelectuales. Los padres, que somos los adultos responsables que tiene a su lado para ayudarle, debemos tener el temple suficiente para ofrecer a nuestro hijo ayudas y alternativas racionales que le permitan desarrollarse como persona.
ESCRITO POR: Pablo Pascual Sorribas
Maestro, licenciado en Historia y logopeda
Maestro, licenciado en Historia y logopeda
¿CÓMO FOMENTAR LA AUTOESTIMA EN LOS NIÑOS/AS?
Dice un proverbio chino que “la vida de un niño es como un trozo de papel en el que todos los que pasan dejan una señal” y es así. Un niño aprende a creer en él si vive rodeado de personas que le acompañan y las experiencias positivas superan las inevitables negativas. Como ya hemos comentado, los niños con bajo rendimiento escolar tienen baja autoestima. Pero afortunadamente, la buena autoestima se puede aprender y se puede mejorar.
Los padres somos fundamentales en las señales de este “papel” y podemos fomentar una buena autoestima en nuestros hijos tomando como principio básico en toda relación padres-hijos la afectividad, el apoyo emocional, la aceptación incondicional y el respeto a ellos. Además, es importante si tu hijo tiene una baja autoestima considerar los siguientes aspectos:
Los padres somos fundamentales en las señales de este “papel” y podemos fomentar una buena autoestima en nuestros hijos tomando como principio básico en toda relación padres-hijos la afectividad, el apoyo emocional, la aceptación incondicional y el respeto a ellos. Además, es importante si tu hijo tiene una baja autoestima considerar los siguientes aspectos:
• No pidas perfección a tus hijos de forma constante y ten expectativas reales. Educar en la “perfección” o transmitir al niño que todo lo debe conseguir, es educar en la soberbia o crecer con la sobre-presión excesiva de que no puedo fallar a sus padres, lo cual genera gran culpa y ansiedad, aspectos contrarios a un alta autoestima.
• Pon límites claros y se consecuente en la transmisión de reglas o normas. Los límites contienen emocionalmente a los niños y les ayudan a saber hacia dónde ir.
• Educa en la responsabilidad; en la capacidad de asumir nuevos retos, nuevas tareas, por lo menos intentar las cosas antes de decidir abandonarlas.
• Dale fuerza y valor a tu hijo con la repetición de frases como “creo en ti; se que puedes aunque te cueste mucho”. La confianza en uno mismo es la base de la autoestima pese al fracaso o error. Enseña a tus hijos que pueden ser lo que sueñen ser.
• Transmite la idea a tu hijo de que sus Dificultades de aprendizaje no son errores o fracasos sin solución, sino “problemas” que debemos mejorar y habilidades que tenemos que aprender. Forma con tu hijo un equipo en el que unidos, venceréis. Los problemas forman parte de la vida pero se pueden resolver. No los podemos evitar.
• Celebra lo positivo. Aprecia y elogia todos los logros y avances que consigan por encima del resultado. NO insistas en lo negativo o la dificultad. Centra tus energías en lo que puede mejorar y lograr. Si te programas para el fracaso (“no aprobará las mates nunca”, tu “deseo” se concederá porque has provocado que ocurra).
• Si tu hijo se equivoca, no lo critiques ni le hagas sentirse mal por ello. Acepta que va a cometer errores pero limita las experiencias difíciles de tu hijo.
• Ayuda a que tus hijos establezcan también metas realistas consigo mismos y se acepten tal como son sin por ello, caer en el desánimo o la sensación de que haga lo que haga, no va a lograr lo que se proponga. EL esfuerzo y la constancia pueden más que una gran inteligencia para el éxito en la vida. Los adultos lo sabemos bien por experiencia.
• Ofrece a tu hijo oportunidades para que tenga éxito. Haz que participe en actividades en las que pueda sentirse bien y demostrar sus habilidades. Busca su “isla de competencia”, aquello que saber hacer bien. Todos los niños son buenos en algo.
• Enseña a tu hijo a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida (los amigos, la naturaleza, el deporte…). La vida de un niño con problemas para aprender no debe centrarse en el colegio. Pero tú, como madre o padre, debes también saber disfrutar de los momentos de calidad con tu hijo en tu tiempo libre (un paseo, ir a la compra con él, jugar a las cartas, hablar con él..) y no relacionarte con él o valorarlo en función de su rendimiento escolar.
• No compares a tu hijo con otros niños u otros hermanos, primos o familiares. Puede provocar que el niño sienta que no le quieren o que sus padres hubieran preferido que fuera como otro niño y no como es él. La presión por querer ser como otro y no poder conseguirlo puede provocar problemas de ansiedad o depresión.
• Felicita, elogia a tu hijo siempre que haga algo bien y ante el error, debes recordarle que sí le salen las cosas o hablarle sobre cómo ha podido anteriormente hacer lo que se le pidió o lo que tenía que hacer a pesar de que al principio también pensó que no iba a poder.
• NO olvides preguntarle e interesarte por sus problemas, por lo que siente y por lo que le pasa en la escuela o con sus amigos, profesores.
• Se debe evitar criticar y gritar a los niños o niñas delante de otras personas y especialmente delante de sus compañeros y amigos.
En definitiva, cree en él, acéptale tal como es, quiérelo de forma incondicional. Acompáñale en un camino difícil que ha de recorrer.Cuida también tu autoestima de madre, tu autoestima personal… para que puedas apoyarle emocionalmente. Busca también donde apoyarte tú. A veces, tus fuerzas flaquearán. No te sientas mal por ello. Nadie es perfecto ni tiene que serlo.
¿CÓMO AYUDAR A LOS NIÑOS/AS A HACER LOS DEBERES?
Los deberes escolares son necesarios para fijar en la mente los contenidos, que se han abordado durante las clases en el colegio. Sin embargo, su realización correcta y a tiempo es una fuente de discusión común, que crea tensión entre padres e hijos.
Hacer los deberes con los niños/as por sistema no es la solución, pero a los padres nos corresponde la tarea de enseñarles habilidades que permitan optimizar el tiempo que los niños deben dedicar cada día a los deberes. Aunque las tareas domésticas y profesionales a las que nos entregamos durante todo el día, nos dejan sin fuerzas para sentarnos con los niños un rato, es importante encontrar ánimos para ayudar a nuestros hijos. Con estos consejos, te será más fácil controlar las dificultades y sacar el mayor provecho posible a los deberes escolares de tu hijo.
El valor de los deberes
La actitud positiva de los padres ante los deberes ayuda a los niños a cumplir con su obligación de forma natural.
1. Aprendizaje. Es importante que los padres reconozcan el valor de los deberes en el aprendizaje y tengan paciencia para ayudar a sus hijos.
2. Responsabilidad. Los padres deben alimentar de manera positiva la necesidad de hacer los deberes con los niños como una obligación y como un beneficio para ellos.3. Hábitos y rutinas. Después del colegio y la merienda, fija una hora para empezar a hacer los deberes y demuestra firmeza. Tu hijo debe saber que puede realizarte consultas o preguntarte algo que no entienda.
4. Marca tiempos. Aprovechar mejor el tiempo es fundamental para evitar que tu hijo tarde demasiado en hacer la tarea. Así, los deberes no le parecerán aburridos.
5. Estímulos positivos. Demuestra lo importante que es cumplir con los deberes, pero de una forma positiva.
¿Cómo ayudar a los niños con sus deberes?
Motivar a los niños día a día en la adquisición de conocimientos es una tarea imprescindible para que los deberes no se conviertan en algo aburrido, que cause rechazo en los niños.1. Materiales. Tu hijo debe disponer de materiales como papel, lápices y un diccionario para hacer sus deberes del colegio. Debes estar atento por si necesita, de vez en cuando, algo especial.
2. Lectura. Aprovecha para leer cuando tu hijo esté haciendo los deberes. De este modo, podrás prestarle atención cuanto lo necesite, y le estarás dando un buen ejemplo.
3. Ayuda. Cuando tu hijo te pida ayuda, oriéntale, pero no le ofrezcas la respuesta. Si le das todo hecho, él aprenderá que cuando tenga una dificultad solucionarás el problema por él.
4. Interés. Demuestra interés en colaborar en sus deberes y dale importancia a la realización de sus tareas.
5. Contacto. Las tutorías y las reuniones con los profesores mantienen el contacto entre los padres, los hijos y el maestro. Así podrás compartir las tareas y hacer el seguimiento de tus hijos en sus estudios.
6. Organización. Establece con tu hijo cuáles son las tareas difíciles y las fáciles en función de sus preferencias. Oriéntale para que haga primero las más difíciles, reservando las más fáciles para cuando esté más cansado.
7. Descansos. Cuando notes que tu hijo está cansado, proponle un descanso de diez minutos. Así podrá volver con más concentración a los deberes.
8. Premios. Premia a tu hijo por su esfuerzo, dedicación y por el cumplimiento de sus deberes semanales con un evento especial los fines de semana. Una sesión de cine, un paseo, una pizza o una excursión al zoo o a un museo son algunas opciones que le encantarán.
9. Ánimo. Busca siempre lo positivo y evita las críticas. Si el niño se siente frustrado e incapaz, su dificultad aumentará y perderá el interés de superarse. Los deberes se convertirán en una pesadilla.
10. Corrección. Revisa los deberes y asegúrate de que el trabajo está completo, no que esté correcto. Es una forma sencilla de demostrar que estás interesado en saber como marchan las cosas.
¿CÓMO AYUDAR A MI HIJA/O A ESTUDIAR?
Hay dos frases que todo padre o madre pronuncia alguna vez a lo largo de la vida académica de sus hijos: “no quiero que esto acabe en fracaso escolar” y “no trabaja de manera autónoma”. Sin embargo, se nos olvida concretar qué es eso del fracaso escolar. ¿Un aprobado justo tiene el mismo valor en todos los niños o incluso en todas las asignaturas o incluso con todos los maestros o profesores?... Queremos que nuestros hijos estudien de manera autónoma lo antes posible pero ¿hemos dedicado tiempo a enseñarles cómo se estudia?.
Vamos a ver algunas nociones a tener en cuenta cuando se habla de hábitos y técnicas de estudio.
Se puede decir que existen cuatro tipos de factores que afectan al éxito académico. Está claro que la manera en que los padres pueden influir en cada uno de estos aspectos es diferente.
FACTORES INTERNOS
Son los que dependen sólo de uno mismo. Algunos son relativamente estables: la capacidad intelectual o las habilidades en áreas concretas. Sin embargo otros de estos factores se pueden modificar sustancialmente: nivel de atención, grado de motivación, autoconcepto…
En este sentido debemos estar atentos para detectar las posibles dificultades que pueden surgir en la trayectoria escolar de nuestros hijos, así podremos reforzar y estimular lo antes posible los aspectos que necesite: incrementar su nivel de atención a través de ejercicios o “juegos”, proporcionarle pautas para facilitar la memorización, aportar alicientes que aumenten su interés por el estudio…
Es también fundamental que confiemos en sus posibilidades y le trasmitamos la creencia de que puede con todo lo que se proponga. En este sentido, es conveniente estar atento a ese “lenguaje negativo” que en ocasiones los estudiantes se dirigen a sí mismos: “no puedo con este tema”, “voy a suspender”, “esto es imposible”, “soy tonto”… no hacen sino minar la confianza que tienen en ellos mismos.
FACTORES AMBIENTALES
Son aquellos que se refieren al lugar de estudio y a sus características. Es conveniente tener en cuenta:
- Debemos proporcionarles un lugar de estudio tranquilo y silencioso.
- Debe estar ordenado y con los materiales de estudio a mano.
- Tiene que tener buena iluminación, prefiriendo la luz natural y disponiendo la artificial de manera que no haya un claro contraste luz-oscuridad y que entre por el lado opuesto a la mano con la que escriban. Por la izquierda si son diestros, por la derecha si son zurdos.
- Debemos ventilar unos minutos tras cada hora u hora y media de estudio.
- La mesa y la silla deben estar situadas de forma que la posición de su espalda sea adecuada: recta y apoyada.
Se refiere a las conductas que se llevan a cabo en todas las fases del estudio: en las clases y en el trabajo en casa. Una conducta que se repite, se establece como hábito y en ese momento, realizarla nos supone un esfuerzo menor. Ese tiene que ser el objetivo: establecer conductas de forma permanente.
EN CLASE: Hay que, por supuesto, estar atento a las explicaciones del profesor y no llevarse ninguna duda a casa. Si nuestro hijo se distrae con facilidad, podemos recomendarle tomar apuntes, eso le obligará a concentrarse en la explicación.
EN CASA: Es conveniente que estudien siempre en el mismo lugar y que tengan su horario de estudio. Decimos “su” porque es importante que así lo sientan, no como algo impuesto sino como una obligación que ellos asumen. Al elaborarlo, tenemos que dejar sitio a las actividades extraescolares con las que se hayan comprometido.
TÉCNICAS DE ESTUDIO
Se refiere a las estrategias que usamos a la hora de estudiar. Cómo leemos, el subrayado, el esquema, las estrategias de memorización… La norma fundamental es que las técnicas “activas” son las que mejor asientan los aprendizajes: “lo que se hace, se aprende mejor que lo que se oye y lo que se ve, mejor que lo que se escucha”.
Existe un Método llamado ELSER3 que nos puede ayudar para enseñar estas técnicas a nuestros hijos. Cada letra indica una fase del proceso de Aprendizaje, consiste en:
- EXPLORACIÓN. Es importante hacer una primera lectura rápida del texto para captar la estructura y las ideas fundamentales.
- LECTURA. La siguiente fase es una Lectura en profundidad, Comprensiva. En ella han de comprender cada una de las palabras e ideas del texto.
- SUBRAYAR. Resaltaremos aquellas palabras fundamentales, no es recomendable que sean frases completas, el subrayado pierde así su valor visual.
- ESQUEMATIZAR. Aquí comienza la elaboración del material que hay que aprender. Tiene que ser escueto y permitir, en un golpe de vista captar la estructura del material y las ideas relevantes del mismo.
- RESUMIR. Con sus propias palabras, el niño tiene que expresar lo que ha leído. No consiste en copiar, hay que evitar que sólo trascriban el contenido porque es una tarea mecánica que no les obliga a elaborar la información.
- RETENER. Se puede memorizar por repetición pero lo que realmente asienta la información en la memoria a largo plazo es, de nuevo, la elaboración. De ahí la importancia de proporcionarles trucos o “normas mnemotécnicas”. Con ellas aprenden a organizar la información de manera que facilite su retención en la memoria. Ejemplo: “LaCa De Mamá” para aprender los números romanos y su valor de menor (L) a mayor (M).
- REPASAR. Para evitar el olvido, es fundamental ir haciendo repasos de manera periódica para lo cual, obviamente hay que tener una planificación del estudio. A los dos días del primer estudio, hay que hacer un repaso; pasados 4 días, otro; a la semana, otro… y así hasta el momento del examen. Veremos que a cada repaso, recuerdan más detalles de lo estudiado y con mayor fluidez.
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IMPORTANCIA DE LA LECTURA. LEER BENEFICIA A LOS NIÑOS/AS EN EL RENDIMIENTO ESCOLAR.
He pensado sobre estas aportaciones que os hemos podido hacer, y también acerca de la experiencia de muchos niños y padres con los que tengo contacto. Ello me ha permitido darme cuenta de que debemos ampliar un poquito, así que la próxima semana escribiré sobre algunas de las dificultades más comunes que tienen los chicos a la hora de estudiar, y qué podemos hacer para solventarlas.
Pero hoy vamos con la lectura, todos sabemos que desarrolla la imaginación, también la creatividad, e incluso (aunque quizás no tan explícitamente) nos podemos dar cuenta de que cuando se lee mucho se comprende mejor lo que se escucha, y se tiene más vocabulario. Leer nos aporta un gran bagaje cultural, pero es que, además, hacerlo usualmente mejora la capacidad de concentración.
Sin embargo me gustaría recordaros que leer beneficia a los niños en su rendimiento escolar: al estimular la curiosidad, impulsa la necesidad de un aprendizaje activo. Leyendo se accede a una gran riqueza de vocabulario, así los niños conocen más palabras que cuando no han adquirido el hábito de lectura, también tienden a cometer menos errores ortográficos. Y aunque parezca lógico, quiero remarcar que el aprendizaje de las reglas gramaticales es más sencillo cuando se lee.
A los pequeños que leen, les resulta más sencillo utilizar manuales de consulta y libros de investigación para resolver sus dudas en los estudios. También mejora la expresión oral, y por lo tanto la comunicación con compañeros y profesores.
Como veis, hay razones de sobra para contribuir a que nuestros hijos establezcan el hábito de lectura, pero ¿sabemos cómo hacerlo? En primer lugar me gustaría deciros que nuestra actitud debe ser activa, pero también natural, puesto que no se trata de obligar, sino de fomentar. Además también sabemos que hay niños a los que no les interesa en absoluto la lectura, y aunque soñemos con un pequeño que entra a cualquier biblioteca por la que pasa, debemos conocer sus preferencias, y permitirle realizar sus actividades preferidas, a la vez que establecemos poco a poco (y suavemente) el hábito de leer
Consejos para las familias:
-Si nosotros leemos, a nuestros hijos les parecerá natural leer, si respetamos la lectura y la cultura, ellos lo harán. Lo ideal es leer todos los días.
-Normalmente se sugiere escoger libros adecuados a su edad, pero en este sentido yo prefiero deciros que os dejéis guiar por los niños. A veces ellos demandan cuentos con mayor nivel narrativo, e incluso conocer géneros literarios diferentes a los habituales (poesía, teatro, cómics, etc).
-A medida que aprenden a leer, continuar leyéndoles nosotros (incluso cuando se desenvuelven con soltura, y mientras no nos pidan ellos dejar de hacerlo). A nosotros nos funciona ellos leen / yo les leo.
-Recomendamos visitar a menudo alguna biblioteca, para que ellos se familiaricen y aprendan a distinguir sus propios intereses.
-Regalarles libros (o pedirles al Ratoncito Pérez o Santa Claus que lo hagan).
-Invitar a nuestros hijos a participar en la lectura: reconocer lugares, personajes, recrear los diálogos, imitar sonidos y onomatopeyas, etc…
A partir de aquí, es tarea vuestra… quizás hoy sea un buen día para visitar la biblioteca del barrio, o para sacar los títeres de dedo para representar la historia del cuento que le regalaron los abuelos a vuestro hijo en su último cumpleaños.
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